lunes, 30 de septiembre de 2013

lunes, 26 de diciembre de 2011

¿Podrían perdonarme?

A todos los familiares y amigos:
Siento haber herido sus sentimientos, ¿podrían perdonarme?
“Ya sabemos que los que enseñamos seremos juzgados con más severidad”(Stg. 3:1, Versión Popular). Eso lo advierte Dios en su Palabra. Por su gracia inmerecida, yo soy un guía espiritual de su grey: Pastor Evangélico Bautista y Profesor de Ética, al mismo tiempo.
Esta carta pública se origina en el hecho de que a una de mis hijas la traté indebidamente. Le causé dolor y, al pedirle disculpas, me expresó un sin número de faltas que ella juzga cometí en este año que está por terminar. Incluso, algunas que ni hice adrede ni llegué a percatarme de que lo había hecho mal. Se notaba dolida. Eso me llenó de angustias.
Por supuesto, inmediatamente, fui ante mi Señor. Para pedir perdón, me puse de rodillas y le supliqué a mi Padre Dios que dispensara mi falta de sentido común, de buen juicio, y de amor al prójimo. Luego, me puse de pie y le pedí disculpas a mi hija por el sufrimiento que pude haberle causado; no sólo a ella, sino, además, al resto de la familia.
Ahora, al requerir disculpas públicamente a todos mis contactos, les estoy diciendo que considero que exista la posibilidad de que me haya portado mal con ustedes también. Pueden tener la certeza de que me retracto de ese mal comportamiento. Sobre todo solicito piedad, no sólo por cualquier cosa que haya dicho o hecho que no les agradó, sino por aquellas cosas que ustedes esperaban que hiciera y no hice. A veces causa más dolor lo que dejamos de hacer que lo hecho mal. La Biblia dice: “El que sabe el bien y no lo hace, comete pecado”(Stg.4:17).
Finalmente, quiero añadir que intentaré enmendar en el 2012 mis fallas. Especial atención daré a mejorar la comunicación con todos. Por lo cual, entonces, la disculpa también va acompañada de una promesa de reparar las relaciones que he roto o deteriorado por mis pecados, malas acciones o hechos impensados, de los cuales Dios sabe que estoy sinceramente arrepentido.
Que esta sincera confesión de pecados y las disculpas presentadas, en estos días de navidad y fin de año, les ayude a conocer mejor lo que es capaz de hacer nuestro Señor y Salvador Jesucristo por medio de su Espíritu Santo en quienes le entregamos nuestro corazón y le adoramos en Espíritu y verdad. ¡Gloria a Él ahora y para siempre! Amén.
Rev. Dennys Acosta Ortiz